El dolor y los gritos de llanto de sus hijos golpeados sin piedad con una correa y con puñetazos en la cabeza la llevaron a romper el silencio.
"A mí me pegaba cuando le exigía respeto, me arrojaba a la cama y me golpeaba y a veces también me violaba", dijo la mujer a la Fiscalía.
La violencia del esposo de Yolanda salió de límite cuando una noche del 2010 sacó un cuchillo y amenazó a sus hijos. Además, se investiga si habría abusado de una hija y de su sobrina.
El dramático caso, ocurrido en Villavicencio, llegó al Centro de Atención a Víctimas de Violencia Intrafamiliar (Cavif) del CTI, unidad que a través de una minuciosa investigación recopiló las pruebas que llevaron a la condena de Rodríguez Novoa. Es la primera por ese delito en la capital del Meta, según el CTI.
El Juzgado Tercero Penal del Circuito acaba de condenar a este hombre a la pena de cinco años de cárcel por violencia intrafamiliar y la Fiscalía lo investiga por violencia sexual a través del Caivas.Esneider Rodríguez, un trabajador de maderas, quien tuvo que enfrentar en su contra los testimonios desgarradores de sus propios hijos golpeados y de su esposa, admitió ante un juez de garantías su responsabilidad por violencia intrafamiliar. De ahí que el Juzgado haya rebajado la pena.

La pena de prisión por violencia intrafamiliar oscila entre 6 y 14 años. Esta aumenta cuando la víctima es una mujer, un niño o un adulto mayor de 60 años. Las autoridades recomiendan denunciar en el Cavif, ubicado en El Barzal.

Cada día reciben cuatro denunciasOctubre fue un mes singular para el Centro de Atención a Víctimas de Violencia Intrafamiliar (Cavif). En ese período la unidad conoció de 127 denuncias interpuestas por víctimas de maltrato, es decir, un promedio de cuatro por día. 

La mayoría eran mujeres golpeadas por sus esposos o compañeros sentimentales, que en algunos casos como el de Esneider Rodríguez, también afectaban a sus propios hijos.Aunque la mayoría de incidentes ocurre en familias de estratos 1, 2 y 3, también hay registros de militares, empresarios, políticos y artistas.

Una de las dificultades de este fenómeno es que en el 30 por ciento de los casos las víctimas desisten y solo el 20 por ciento llega a manos de los investigadores. Se calcula que en el 35 por ciento hay conciliación.